Los fuegos fatuos

Existe una trilogía fantástica (no solo porque su subgénero es la fantasía sino porque ¡es fantástica!) llamada Nuestros antepasados, creada por el autor italiano Italo Calvino y, se compone por las siguientes obras: El vizconde demediado (1952), El barón rampante (1957), El caballero inexistente (1959).
En la actual reseña escribiré sobre la primera obra que compone esta trilogía. El vizconde demediado, es la asombrosa historia del vizconde Medardo de Terralba, quien se une junto a su fiel escudero Curzio, al ejército cristiano para luchar contra los turcos. La novela despliega una simbología hacia la escisión del ser humano, la alineación de él y la muerte que viene representada por los misteriosos y hermosos fuegos fatuos.
Y es que éstos -los fuegos fatuos- además de estar incorporados en El vizconde demediado de una manera alegórica, demostrando la simbología hacia la muerte que rodea a todo el pueblo de Terralba (por la aparición de un diferente y porcionado vizconde), en otras obras se han representado de manera metafórica. Algunas de las piezas son las siguientes: Baladas líricas, La serpiente verde y la bella azucena, Fausto, Drácula, La historia interminable, Pet Sematary, It, Ensayo sobre la ceguera, Vergüenza ajena.
Medardo de Terralba, era una persona entera, esto quiere decir que poseía un lado claro y otro obscuro. El primer día de batalla contra los turcos, fue impactado por una bala de cañón en el pecho, como consecuencia del impacto, el vizconde Medardo, ya no es uno, sino dos (hecho desconocido hasta entonces).
Cuando regresa a su tierra Terralba, es medio y lo que aún no saben los habitantes es que aquel fragmentado que compareció, es la parte mala de Medardo (Gramo). Con el paso de los días cuando se enteran de este hecho, aquella lástima y consideración que le tenían inicialmente, se convierte en odio por las maldades, injusticias e improperios que empieza a llevar a cabo. A partir de entonces El vizconde Medardo, será llamado de las siguientes maneras: el Cojo, el Manco, el Ciego, el Roto, el Desnalgado.
Calvino, a través de esta obra muestra de qué manera las personas poseemos un tanto de bueno en nuestra parte mala como de malo en nuestra parte buena, puesto que cuando la  parte buena del vizconde (Buono) arriba a Terralba, llevando a cabo vehementemente sus buenas acciones, los habitantes se cansan, al punto de admitir que la parte buena es mucho peor que la mala. Se ven rodeados y hastiados de una perversidad y virtud igualmente inhumanas.
Existen además de las dos partes del vizconde, otros personajes principales que hacen la obra más divertida, uno de ellos es el narrador de la historia quien es el sobrino poco querido del vizconde -a quien intenta matar en diversas ocasiones- este pequeño se enfrentará a numerosas aventuras con el Dr Trelawney -que de doctor poco tiene- su pasión es lograr atrapar un fuego fatuo. El Dr. Trelawney, es un homenaje que hace Italo Calvino a la novela de Robert Louis Stevenson, La isla del tesoro, puesto que este es el caballero Jhon Trelawney presente en la obra mencionada, que arribo a las costas de Terralba tras sufrir un naufragio.
También se encuentra la nodriza Sebastiana; Pamela una joven de la cual se enamoran las dos partes; Calateo el leproso del pueblo; la comunidad discriminada de leprosos llamada Pratofundo y, por último pero por ser uno de los más importantes: Pietrochiodo, albardero y carpintero, quien es un trabajador serio y posee una imaginación estupenda, pero, solo para crear instrumentos al servicio de la muerte.
La incapacidad de crear instrumentos para el bien, es evidenciada por él y vista de una manera preocupante, crítica y  repugnante, puesto que su oficio no le agrada en gran medida. Calvino, exhibe la alienación del ser humano en su oficio, en su incapacidad de inventiva y de rechazar aquello que se le impone como una tarea. « Qué puedo hacer –pensaba- para que me hagan construir algo tan bien maquinado, pero con otra finalidad? ¿Y cuáles pueden ser los nuevos mecanismos que yo construiría más a gusto? Pero al no poder contestar estos interrogantes, trataba de desalojarlos de la cabeza”.»
Para terminar. Esta obra envuelve temas morales de manera jocosa y entretenida, lo cual en un principio ¡Es un alivio! Aborda la escisión del ser, no para mostrarlo de una manera inacabada, sino al contrario, no es completo, pero puede seguir en pie con sus resquebrajaduras; así mismo la ambivalencia del ser humano, el hecho de no soportar la maldad pero tampoco la bondad y aceptar vivir entre la caridad y el terror.
He decidido que, quién mejor para que “concluya” (por lo menos con este escrito, puesto que la obra no termina todavía) que el mismo vizconde demediado. «Si pudieran partirse todas las cosas enteras…-dijo mi tío tendido boca abajo sobre el escollo, acariciando aquellas convulsas mitades de pulpo-. Si cada uno pudiera salir de su obtusa e ignorante integridad… Estaba entero y todas las cosas eran para mí naturales y confusas, estúpidas como el aire; creía que lo veía todo y no era más que la corteza. Si alguna vez te conviertes en la mitad de ti mismo, y te lo deseo, chico, comprenderás cosas más allá de la común inteligencia de los cerebros enteros. Habrás perdido la mitad de ti y del mundo, pero la mitad que quede será mil veces más profunda y preciosa. Y también tú querrás que todo sea demediado y desgarrado a tu imagen, porque belleza y sabiduría y justicia existen sólo en todo lo que está hecho pedazos.»
Y si quieren saber ¿Cómo acabó el vizconde? No lo diré, lo dejaré demediado, para que tal vez se alienten a leer este fantasioso y divertido libro.


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